Por: Rasul Gudarzi
Finalizaron los diálogos entre Irán y el Grupo 5+1 en Kazajistán ¿Tuvieron algún resultado? ¿Tendrán un final estas conversaciones? ¿Cuáles son los obstáculos de estos diálogos? ¿Irán las utiliza para ganar tiempo? ¿La suspensión de las actividades nucleares solucionaría los problemas y se levantarían las sanciones contra Teherán? ¿Cuál es el motivo de las sanciones?
Segunda Ronda de Diálogos en Almaty
Los representantes de la República Islámica de Irán, encabezados por su máximo jefe negociador, Said Yalili, y el Grupo 5+1 (EE.UU., Reino Unido, Francia, Rusia, China más Alemania), liderados por la jefa de la Diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, celebraron cuatro sesiones de reuniones en dos días, en la ciudad kazaja de Almaty.
En estos diálogos, Irán propuso un plan operativo, en base a su paquete de propuestas presentado en Moscú. De acuerdo con la delegación iraní, este plan, bien detallado y completo, intenta dar un paso de avance hacia una nueva fase de la cooperación.
Si bien los jefes de ambas delegaciones subrayaron que las posiciones de Irán y el Grupo 5+1 están muy alejadas aún, en estas últimas dos jornadas de conversaciones, se abrió una nueva etapa en este contexto, ya que, tal como declaró Ashton, fue la primera vez en que ambas partes entraron en los detalles de las propuestas. Ahora, queda esperar que los miembros del Sexteto consulten lo discutido en las reuniones con sus respectivos Gobiernos y anuncien el resultado a través de Ashton.
¿Irán está ganando tiempo con los diálogos?
Algunas autoridades y expertos occidentales creen que Teherán utiliza la celebración de estas conversaciones con el Grupo 5+1 para ganar tiempo y construir una bomba atómica, algo que ha sido rechazado en reiteradas ocasiones por Irán. Recientemente, el país persa ha sido el promotor del lema 'Energía nuclear para todos y armas atómicas para nadie', por lo que ha celebrado diversas reuniones y conferencias para materializar este objetivo. Incluso en 2011, la ONU aprobó la resolución propuesta por Teherán sobre el desarme nuclear, una iniciativa que contó con el apoyo de 107 países. Asimismo, el sistema de Gobierno en el país persa se basa en los principios islámicos, Irán no puede construir armas atómicas, ya que según los preceptos religiosos, acceder a aparatos de destrucción masiva es un pecado imperdonable.
¿Desde cuándo el caso nuclear iraní se convirtió en un dilema?
En 1957, Irán empezó sus actividades nucleares con el apoyo de los Estados Unidos. En este mismo año, Washington entregó a Teherán varios kilos de uranio enriquecido para uso investigativo. A partir de entonces, con la colaboración de EEUU, Irán avanzó en el tema nuclear, incluso, inició la construcción de sus plantas nucleares con la colaboración de Francia y Alemania. Sin embargo, en 1975, el consorcio alemán Kraftwerk Union, para la construcción de la central de Bushehr, vio paralizadas sus actividades tras la Revolución Islámica de Irán en 1979 y por las fuertes presiones de Estados Unidos.
¿Ha dado Irán algún paso para crear confianza?
Hoy Occidente, especialmente la Administración estadounidense, alega que Irán persigue fines bélicos en su programa nuclear, y todo esto se está llevando a cabo en el centro militar de Parchin, por lo que instan a inspeccionarlo. Aunque inspeccionar centros militares no se encuentra en el marco de las reglas de la Agencia Internacional de Energía Atómica, AEIA, las autoridades iraníes, para dar un paso hacia la creación de un ambiente de confianza, aceptó en enero de 2005 que los inspectores de la Agencia realizaran una visita al complejo militar. La inspección se realizó, y fueron tomadas diferentes muestras, pero ninguna demostró que hubiera actividades nucleares en Parchin.
No obstante, el 7 de febrero de 2005, la Agencia pidió inspeccionar, por segunda vez, este centro militar, y pese a la oposición y cítricas de las autoridades iraníes, a petición del ex director general de la AIEA, Mohamed El Baradei, Teherán aceptó la nueva solicitud, a condición de que no se hablese más sobre Parchin. Esta segunda inspección tampoco mostró evidencia de que el país persa estuviera llevando a cabo actividades nucleares. Con todo esto, y pese a tantos esfuerzos de Irán para crear confianza, hoy se vuelve a hablar sobre las inspecciones a Parchin.
Este historial da a conocer que el problema de Washington y sus aliados no radica en las actividades nucleares de Irán, sino que busca otros objetivos.
¿Habrá algún fin para estos diálogos? ¿Cuál es el motivo de las sanciones?
Lo que se aprecia claramente, es que el problema de Occidente no es el programa nuclear persa, puesto que si Irán suspende sus actividades nucleares, EE.UU. y sus aliados no tendrán más pretextos para mantener las sanciones impuestas al país persa. Washington está usando el tema de las actividades nucleares a su favor, ya que el artículo IV del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) reitera que el enriquecimiento es un derecho de todos los signatarios y por lo tanto Teherán puede decidir independientemente sobre enriquecer uranio.
Estados Unidos busca derrocar al Gobierno de Teherán, tal como intentara ya en la guerra impuesta por Irak contra Irán, una guerra que duró ocho años y en la que todos los aliados de Washington se unieron a Saddam Husein para derrotar al país persa. Sin embargo, todo fue en vano y no se materializó. Cuando fracasó el plan de guerra de EE.UU., éste recurrió a otra medida, es decir, imponer sanciones y desencadenar una guerra psicológica, para así debilitar la voluntad del pueblo iraní y, por consecuencia, derrocar al Gobierno de Irán e impedir la influencia de este país en el mundo, especialmente, tras el inicio de la primavera árabe y los movimientos populares en la región de Oriente Medio que motivaron la caída de algunos gobernantes títeres y dictadores subordinados a EE.UU., como Hosni Mubarak en Egipto.
Para llegar a este objetivo, necesitan un pretexto y lo han visto en las actividades nucleares de Irán. De ahí que si Teherán decide suspender las actividades nucleares para Washington, a éste no le quedará excusa alguna para continuar con sus medidas de presión contra el país persa. Este motivo hace poco probable que los diálogos tengan un final.