En las actuales circunstancias, en que todo el mundo, aparentemente, se
esfuerza por reducir sus arsenales nucleares o intenta crear un mundo
sin armas atómicas, el Gobierno de los Estados Unidos trata de
modernizar el armamento nuclear de la nación.
¿Qué consecuencias tendrá esta decisión de la Administración
estadounidense? ¿No contradice las palabras del Premio Nobel? ¿Podría
resultar en una carrera armamentística? ¿Es conveniente dedicar un fondo
para armas nucleares, en la actual situación que vive EE.UU.?
Las prioridades contradictorias del señor Premio Nobel de la Paz
“Los países que ya disponen de armas nucleares tienen la
responsabilidad de avanzar hacia el desarme, y aquellos que no disponen
de ellas, tienen la responsabilidad de renunciar a obtenerlas”, así
afirmó el galardonado con el Premio Nobel, Barack Obama, en su discurso
del 5 de abril de 2009 en Praga, en materia de desarme nuclear.
Las palabras de Obama motivaron al Instituto Nobel a otorgar este
premio al mandatario. En su discurso, Obama propuso reducir y,
eventualmente, eliminar los arsenales nucleares existentes, fortalecer
el Tratado de No Proliferación Nuclear, TNP, y detener la diseminación
de armas nucleares a más países, así como evitar que los terroristas y
los extremistas políticos obtengan armas o materiales nucleares.
En aquel entonces, Obama se comprometió a lograr la paz y la seguridad en un mundo sin armas nucleares.
Durante el acto de entrega del Premio Nobel al presidente
norteamericano, el Instituto sostuvo: “La visión de un mundo sin armas
nucleares ha estimulado el desarme y las negociaciones para el control
de armamento. Gracias a la iniciativa de Obama, Estados Unidos está
desempeñando un papel más constructivo para hacer frente a los retos del
cambio climático que afronta el mundo.”
Transcurridos cuatro años del discurso del señor Obama, sale a la
luz una acción que cuestiona tanto la función del Instituto Nobel como
al propio mandatario estadounidense, es decir, el ofrecimiento de un
presupuesto nuclear.
Obama y la proliferación nuclear
El Gobierno del presidente Barack Obama apuesta por reducir un 20%
del presupuesto de no proliferación nuclear, con el contradictorio
objetivo de traspasar esos fondos para modernizar el armamento nuclear
de la nación.
Teniendo en cuenta este aumento de un 7%, casi 500 millones de
dólares, el fondo dedicado a modernizar arsenales nucleares de los EEUU
alcanza ya los 7 mil 500 millones de dólares. Mientras tanto, todo el
presupuesto actual, dedicado a los programas de no proliferación, es de 2
mil 450 millones de dólares.
Obama incumple con el tratado START III y posibilita una carrera armamentística
La Administración de Obama, con sus pasos hacia la actualización de
los arsenales nucleares de la nación, ignora el acuerdo suscrito el 8 de
abril de 2010 en Praga con el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, por
el que ambos países se comprometieron a reducir su arsenal atómico en
dos tercios, lo que suponía limitar a 1 550 ojivas el arsenal de cada
una de las partes y a 800 las lanzaderas de misiles intercontinentales
balísticos no desplegados, hasta 2018. El límite que impuso el nuevo
tratado fue un 74 % más bajo que el establecido en el START de 1991, y
un 30 % inferior al límite de ojivas alistadas en el tratado de Moscú,
firmado en 2002.
En la situación mundial actual, que hay amenazas de guerra por parte
de algunos países, como Corea del Norte, y las circunstancias que
atraviesan Oriente Medio y el continente africano, la intensión de la
Casa Blanca se considera un acto provocativo que impulsa a otros países a
desarrollar sus arsenales nucleares y, a quienes no los tienen, les
motiva a acceder a ellos. Esto no se limita solo a Rusia, sino que
podría incluir a China, Paquistán, India, Francia, Corea del Sur, Reino
Unido, entre otros.
Fondo para la proliferación nuclear, recorte en presupuesto educativo
La propuesta nuclear de Obama surge cuando en el mismo EE.UU. y en
el estado de Chicago, el pueblo sufre de un cierre mayoritario de
escuelas, por un déficit educativo de casi mil millones de dólares.
Lo interesante es que el Ayuntamiento de Chicago planteó el mayor
cierre colectivo de escuelas en la historia de EE.UU. Aunque la medida
afectará a unos 30.000 alumnos, el Ayuntamiento calcula que ahorraría,
en diez años, 560 millones de dólares de costes directos y más de 40
millones de costes en mantenimiento. Esta cantidad de dinero que se
consigue en un plazo de 10 años, equivale al recién aumento de
presupuesto ofrecido por Obama para rehabilitar el armamento nuclear de
la nación. Aquí surge la interrogante de: ¿Vale la pena sacrificar la
educación por las armas nucleares, mientras el país es uno de los
primeros polos en armamento nuclear? ¿No contradice esto la defensa de
los derechos humanos?
Cabe recordar que EE.UU. es uno de los principales países que alega
defender los derechos humanos y critica a otros por sus planes de
promover la energía nuclear, incluso si es pacífica. No obstante, él
mismo se esfuerza por mejorar su armamento atómico.
Veamos hasta cuándo las personas pueden mantenerse calladas ante tantas contradicciones y hegemonía del sistema imperialista.