La Organización del Tratado para el Atlántico Norte (Otan) justificó el ataque perpetrado este martes contra una zona agrícola cerca de la ciudad de Zliten, al este de Trípoli, la capital, pues considera que fue “transformada en campamento militar”.
Asimismo, negó la muerte de civiles, sin embargo, fueron reportadas 85 personas muertas tras el bombardeo, reportó el corresponsal de Telesur en ese país, Rolando Segura, a través de su cuenta en la red social Twitter.
Específicamente el bombardeo de la Otan asesinó a 33 niños, 32 mujeres y 20 hombres.
De acuerdo con el reporte de Segura, el portavoz de la Otan, coronel canadiense Roland Lavoie, señaló que la instalación atacada “era un objetivo legítimo”.
No obstante, el periodista comentó que en las edificaciones impactadas por los misiles de la alianza atlántica “todo lo que se aprecia es propio de residencias civiles”, después de tomar fotos del lugar y retratar en una de ellas a un oso de peluche.
Luego de conocerse la noticia del ataque, este martes la Otan confirmó el bombardeo sobre un complejo agrícola en Libia.
El portavoz de la misión indicó que la instalación atacada “era militar” y constaba de dos edificios de una antigua granja ocupados por tropas, tiendas de campaña y otros alojamientos temporales para combatientes, refirieron agencias internacionales.
Lavoie manifestó que la Otan no cuenta con que haya “bajas civiles” en ese ataque, aunque por ahora no ha completado el análisis de los resultados del mismo.
El Gobierno de Trípoli acusa a la Otan de haber causado la muerte de 85 habitantes de la zona, entre ellos varios niños, acusación que la organización “toma en serio”, pero que no cree cierta, según dijo el portavoz.
“No tenemos pruebas de bajas civiles, aunque son probables bajas entre el personal militar, entre ellos mercenarios, por la naturaleza del objetivo”, explicó Lavoie.
La guerra desatada en Libia, tras la resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que impuso una zona de exclusión aérea sobre el país norteafricano, con el fin de “proteger a civiles”, ha dejado más de 1.200 personas muertas y miles de heridos.